Y al tercer día resucitó

Sé que esta entrada debía haber aparecido bastante antes en el blog, porque ya hace unos días del hecho fatídico: el mal momento en el que se me ocurrió darle al botón de suprimir del blog. A pesar de la pregunta ¿está seguro de que desea eliminar permanentemente el contenido de su blog? (lo de permanentemente debía haberme sonado muy sospechoso) inconsciente de mí le di a aceptar, cargándome en una milésima de segundo lo que hoy por hoy viene a ser mi única descendencia. Todavía no sé porqué.

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Después de la calma, el silencio y el sentimiento de vacío... fui a comprobar si seguía ahí y claro, no estaba por ningún lado. Ni rastro de la bucanera (por cierto, qué decepción la tercera entrega de piratas, el rollito esquizo de Jonhy Deep no moló nada). Me estresé, porque no dejaba de ser mi pequeña criaturilla, que empezaba a tener amiguitos y a funcionar con sus más de 3000 visitas...

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Tras ese momento de desesperación inicial y de llamar a algún compañero de fatigas, para ver si existía alguna solución (a pesar de la pinta que tenía todo aquello de que iba a ser que no) llegó la inspiración. Recurrí al todopoderoso google e hice la pregunta mágica "recuperar blog suprimido" (el por error me lo ahorré) y los amigos del Pabellón con Baranda me dieron la solución, por lo menos para recuperar el contenido mediante la opción caché de google, que te permite ver la "foto" de páginas que han estado colgadas en internet durante un periodo de tiempo aunque actualmente estén suprimidas. Así que servidora consiguió recuperar todas sus entradas, inluidos los comentarios (que para qué nos vamos a engañar, era lo que más pena me daba...).

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Pero yo quería más. Si google tenía almacenado todo el contenido de mi blog, cabía la posibilidad de recuperarlo tal cual ¿no?. Así que seguí investigando, merodeando por el centro de asistencia de blogger, y después de revisarme la lista de posibles incidencias y problemas, sólo quedaba mandarles un email. El problema es que tocaba hacerlo en idioma diferente al castellano y de entre las posibles opciones el que una maneja (es un decir) con algo más de soltura es el que menos tiene que ver con su lengua materna: el inglés. La última vez que yo escribí algo en inglés fue en la selectividad, en el comentario de texto y no me fue especialmente bien (un 6 creo que tuve...). Pero bueno, le eché imaginación y con ayuda del diccionario se conoce que me hice entender... y al tercer día mi blog resucitó. Pero no subió al cielo, sólo se quedó colgado en la red.

Ropa tendida de Toñi Ordóñez.