sábado, julio 14, 2007

Sobreviviendo


Podría empezar a escribir como si no hubiera pasado nada aunque va a hacer casi un mes desde la última entrada. Sigo viva, sobreviviendo al hospital pero tampoco nos vamos a engañar, malviviendo lo que se dice malviviendo no. Antes de ayer tuve mi cuarta guardia (tercera de puerta) que fue la más cansada de todas, aunque llevadera y relativamente tranquila. Debe ser cosa de la "epidemia de salud" que asola mi ciudad, porque están las plantas medio vacías (menos la mía de interna, no sé porqué será).
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Mis primeros pasos por el hospital están siendo cómodos y si a eso le sumamos que he tenido la suerte de caer en buenas manos, las cosas se llevan mucho mejor. En este tiempo he aprendido muchas cosas:
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- he descubierto que mi pretendido "perfeccionismo" está a años luz del de otros y que las cosas siempre se pueden hacer mejor
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- que mi "orgullo" permanece oculto y mi capacidad de morderme la lengua y sonreír a pesar de todo es mucho mayor de lo que pensaba, es más, a ciertas horas de la noche me resbala cualquier tipo de discrepancia, crítica o reprimenda (porque bronca no me ha caído y tocaremos madera)
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- que los dolores torácicos en urgencias son una fuente de "chascos" para una cardiocita en diferenciación
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- que si hay que "meter el dedo" lo meto aunque no sea mi paciente, sólo por apoyo moral a él/la de al lado (somos la brigada biológica 008)
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- que cuando llevas cuatro exploraciones neurológicas te das cuenta que valorar los pares craneales puede ser interpretado como una manera de vacilar a los pacientes (arrugue la frente, hinche los carillos, saque la lengua...), aunque algunos saben contestar muy gracioso: "a ver, enséñeme los dientes"(yo) "uy, acabo rápido" (una abuelilla a la que le quedaba algún incisivo y poco más)
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- que se puede involucionar, es decir, hacer las cosas peor de guardia en guardia y pasar de una primera guardia viendo los pacientes sola a andar dependiendo de una co-r en la cuarta ¿?
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- que la trauma de puerta no tiene mucho misterio, lo importante es aparentar que se sabe, dar unos cuantos meneítos para ver dónde duele y pedir la placa pertinente
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- que en una guardia de cardio se puede dormir casi más que en tres de puerta juntas (cosa atípica, pero yo tuve esa "suerte") y puede ser infinitamente más aburrida (salvo por la compañía)
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- que muchos pacientes sólo necesitan que alguien les escuche (es así de triste o desquiciante, según la hora)
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- que dar puntos no es precisamente "coser y cantar" (por lo menos la primera vez), y tuve suerte de tener a alguien ayudándome y animándome (aunque soy consciente que no podría hacerlo peor)
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- que ser parte intermedia (y en principio neutral) en un conflicto de intereses, sobre todo si se trata de gente a la que acabas de conocer, no mola nada
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- que si te dejas llevar por la vorágine de la vida hospitalaria es muy fácil desconectar del resto de cosas que venías haciendo (incluido el blog) así que gracias a todos los que distéis señales de echarme de menos.