miércoles, marzo 07, 2007

El Viento

Esta mañana me ha despertado el viento aullando contra mi ventana, parecía que estaba rabioso. Después he tenido que salir a la calle y en determinados lugares daba la sensación de que no avanzaba... a parte del miedo a que se te caiga una teja o un cartel en la cabeza. Los bomberos ya se han dejado ver. De regreso pensaba en una entrada sobre el viento, y me acordé de una fábula que escuchaba de pequeña. Por no rebuscar por armarios, estanterías y demás he recurrido al todopoderoso google, y la he encontrado.
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Se trata al parecer de una fábula del griego Esopo, y dice así:
Bóreas y el Sol
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Bóreas y el Sol disputaban sobre sus poderes, y decidieron conceder la palma al que despojara a un viajero de sus vestidos.
Bóreas empezó primero, soplando con violencia; y apretó el hombre contra sí sus ropas, Bóreas asaltó entonces con más fuerza; pero el hombre, molesto por el frío, se colocó otro vestido. Bóreas, vencido, se lo entregó al Sol.
Este empezó a iluminar suavemente, y el hombre se despojó de su segundo vestido; luego lentamente le envió el Sol sus rayos más ardientes, hasta que el hombre, no pudiendo resistir más el calor, se quitó sus ropas para ir a bañarse en el río vecino.
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La persuasión es más eficaz que la violencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el sol se vacía infatigable, la vehemencia con el que el viento hurta jugosidad a los sentidos embota el pensamiento, la intemperie desmenuza las rocas más duras. Habitar el corazón propio. En su interior domina el magisterio del quietismo estético. Flotar sobre el abismo agitado. Zambullirse en la masa de incertidumbre antes de que la materia coagule y nos haga suya. Dónde engarzar el mosquetón que me asegura. Acaso en los salientes que tiene el mundo personal de la suidad. Esta es la referencia, la suidad. El tiempo quema la cerilla hasta las yemas que la sostienen. Los pacientes, el dolor ajeno, hace que la carne arda más deprisa. Sin embargo, no podemos dejar de projimizar la asistencia. Buscar raudos otro fósforo. Indagar en los mundos imaginados, esos mundos antiguos, volver a ellos, rehabitar el corazón siempre, rehabilitarlo incluso.