domingo, marzo 11, 2007

A un olmo seco

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verde le han salido.


¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.


No será, cual los alamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.


Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
hunden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que, rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna misera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.


Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.


Antonio Machado

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Aprovecho para divagar: la abscisa del agua duerme y la ausencia de viento ancla nuestro navío a las horas. D'Ors, en su Oceanografía del Tedio, reflexiona sobre su futuro y toma la decisión acertada. Todavía nos encontramos lejos de tierra. Echo de menos la mía. Allí, en mi cuna, a demasiadas millas de estos camarotes, también había un olmo. Un olmo descomunal que languideció víctima de la grafiosis. A su sombra aún hoy crece el poleo. Un regato humedece continuamente sus raíces expuestas y artríticas. La ilusión de los novios que lo frecuentan reviste su esqueleto de días antaños, y el olmo rejuvenece. Abandono el recuerdo por el Puente de San Benito. Antes desciendo al arroyo Guadancil y recojo un manojillo de poleo para mi madre.

Anónimo dijo...

La fecha de la entrada no es casual. Esperanza y consuelo es lo que deseo para los que se quedaron y les cuesta aún más sobrevivir.

Anónimo dijo...

La medicina es un arte. El arte es uno. La medicina es UNA con el arte. El arte es la interpretación estética y personal de la realidad. El arte del médico consiste en interpretar lo que el enfermo siente o muestra: encontrar la palabra adecuada para denominar lo dismorfofuncional; descubrir la manipulación recomponedora; incidir, escindir, anastomosar y suturar... apreciar belleza en las miserias de la carne enferma y esforzarse en hacerla más bella. ¿Cómo puede un médico hacer todo esto si no es considerando el arte como un todo y nutriéndose de él? La memoria revela que los que se fueron aún continúan con nosotros en el Todo. ¿Por qué la razón humana se empeña en segregar la vida de la muerte y viceversa? Los principios de la termodinámica, y también la filosofía perenne, niegan este pensamiento. El recurso religioso, tan pedagógico él, consuela. Transformar la realidad en poesía, construir metáforas sin descanso, transmigrar hacia mundos imaginados, me salva. El paciente me mantiene los pies en el suelo. La medicina y yo continuamos inmersos en una dialéctica inacabable.

GangasMIR dijo...

!Que poético Dios mío¡

¿Donde voy yo con mis números ante tanta belleza?